Si te propones tú puedes dar un discurso excelente.
Va depender mucho de ti debes saber que todos los hombres y mujeres en mayor o menor medida tienen la facultad de persuasión.
Lo que les falta a algunas personas es la elocuencia, es decir les falta la virtud de encandilar y persuadir empleando la palabra, la voz elegante, eficaz y persuasiva.
Algunas personas tienen innato ese don pero les falta cultivar esa cualidad es decir no estudiaron las reglas de la oratoria.
El que tiene dotes naturales pero no aplica correctamente las reglas de la oratoria no es un buen orador. Si se propusiera estudiar la retorica y sus reglas sus dotes naturales lo haría un excelente y elocuente orador. Para ello debe perfeccionar esas dotes con el estudio y el ejercicio, pon atención y anota estas premisas:
- Las palabras bien pronunciadas.
- El gesto metódicamente estudiado.
- El ademán perfectamente calculado.
- La entonación, las pausas y la dicción rítmicamente balanceadas causan la mejor impresión a la hora de hablar.