Conforma uno de los padecimientos de más importancia a los que se enfrenta el ginecólogo en su diario quehacer, debido a sus diversas causas las cuales obligan a un estudio absoluto para llegar a un correcto diagnóstico y tratamiento.
La amenorrea o falta de menstruación, es un síntoma y no una enfermedad. El embarazo es la causa más común, la regularidad de la menstruación es un índice delicado del estado de salud física y mental; por lo tanto, su alteración puede ser el primer signo de un trastorno fisiológico. Cuando la menarquía no ha ocurrido antes de los 18 años, se debe presumir una anormalidad.
La amenorrea es un síntoma relativamente común. Se considera “primaria”, cuando nunca ha tenido lugar la monarquía y “secundaria”, cuando cesan los períodos menstruales establecidos. La amenorrea fisiológica existe ante la pubertad, durante el embarazo y la lactación, y después de la menopausia.
Solamente el 5% de las mujeres presentan cese normal de las menstruaciones antes de los 40 años; la edad promedio de la menopausia son los 49 años. La amenorrea patológica puede deberse a la desnutrición, a tumores o alteraciones metabólicas de la hipófisis, la tiroides, las suprarrenales o los ovarios, y a las anormalidades de crecimiento y desarrollo del útero, del cerviz o de la vagina.
La menstruación es el resultado final de una coordinación interglandular compleja. Las alteraciones funcionales de un área, se reflejan frecuentemente en otros sitios, y el resultado puede ser la amenorrea.
Tipos de amenorrea
Se distinguen los siguientes tipos de amenorrea:
Amenorreas fisiológicas.- Son las que ocurren de forma natural, sin que exista enfermedad, y por tanto no requieren tratamiento.
Amenorrea primaria.- Consiste en la no aparición de la menstruación durante la pubertad para unas mujeres aparece a los 18 años y para otras, a los 16.
Amenorrea secundaria.- Ocurre cuando una mujer ha tenido la regla cierto período de tiempo y posteriormente deja de tenerla durante un período superior a tres meses, se dice que existe una amenorrea secundaria, siempre y cuando previamente hayan sido excluidas las amenorreas fisiológicas.
Los problemas asociados a la amenorrea pueden descubrirse por un cuidadoso historial, exploración física, y estudios de laboratorio. Los hallazgos físicos serán obviamente los correspondientes al síndrome o enfermedad causal. La edad de la paciente y su estado físico, social y emocional, deben ser considerados conjuntamente y en relación a las alteraciones fisiológicas y patológicas que pueden causar la amenorrea.
Los síntomas pueden abarcar los siguientes:
- Dolor intenso de cabeza.
- Producción de leche materna en las mujeres que no están embarazadas.
- Pérdida de la visión.
- Incremento de peso o pérdida de peso considerable.
- Acné.
- Resequedad vaginal.
- Cambios en la voz.
- Cambios en el tamaño de las mamas.
- Dolor sin sangrado.
Tratamiento de la amenorrea
El tratamiento para regularizar a las mujeres que padecen de amenorrea, es muy variable, dependiendo de la causa. En las amenorreas secundarias, ocasionadas por fallas de los ovarios, se hace uso de estrógenos y progesterona.
Antes de iniciar los estudios para un diagnóstico extenso, deben quedar eliminadas las posibilidades de embarazo y de falla fisiológica de la función ovárica ( menopausia).
Los medios que ayudan a al estudio de un problema de amenorrea son los siguentes:
- Electroencefalografía para diagnosticar tumores o alteraciones intracraneales.
- Determinación del yodo ligado a proteínas, para estudiar la función tiroidea.
- Citología vaginal, para reconocer el grado de estimulación estrogénica.
- Biopsia de endometrio para apreciar la respuesta a la estimulación hormonal.
- Culdoscopía, para descubrir anormalidades anatómicas ováricas.
- La histerosalpingografía puede ser útil para descubrir anormalidades uterinas, pero está contraindicada en caso de embarazo. De acuerdo con las necesidades del caso, se harán otros tipos de estudios radiográficos.
El objetivo terapéutico es la incitación de ciclos ovulatorios espontáneos, y su continuación una vez suspendido el tratamiento. Es frecuente que el objetivo final sea el embarazo. La terapéutica indiscriminada es inútil y hasta perjudicial; el tratamiento debe tener un plan lógico.
Es necesario atacar la causa primordial de la amenorrea. En la mayoría de los casos se consigue la recuperación de las menstruaciones al desaparecer el trastorno básico. En la terapia debe darse siempre atención al estado emocional, a la dieta y al descanso, entre otros factores. La hipo o hiperfunción tiroidea se tratará específicamente. La provocación de hemorragia por supresión, con la administración de estrógenos, en casos de insuficiencia hipofisiaria u ovárica, consigue sólo un beneficio psíquico.
En las mujeres premenopáusicas, en quienes no se descubre un padecimiento significante, puede lograrse la recurrencia de la menstruación por un fénomeno de rebote, al suspender la terapéutica prolongada con estrógenos o progesterona, que ha producido una supresión hipofisiaria temporal.
La roentgenterapia de bajo voltaje, aplicada a la hipófisis o a los ovarios, ha resultado útil en casos de amenorrea secundaria inespecífica, de menos de 6-12 meses de duración. La terapéutica con gonadotropinas ha resultado decepcionante.
Las posibilidades de restablecer la menstruación, en una mujer no embarazada, están en relación inversa a la duración de la amenorrea y a la severidad del padecimiento causal.
1 comentarios:
excelente articulo
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