Muchas de las personas en el mundo gozan de vacaciones pagadas cada año. Por ejemplo sólo dos de cada tres suizos, uno de cada dos franceses y uno de cada tres italianos salen de vacaciones una vez al año, por no hablar de los países con menor capacidad económica.
A pesar de todo, cada año hacen turismo más de 200 millones de personas, ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen y adónde van?.
Muchos turistas se desplazan por ver un país, por practicar un deporte, por visitar a unos amigos o a unos familiares, por poder ir a la playa o simplemente por placer.
Los lugares santos de las diversas religiones ( como Lourdes Jerusalén, La Meca, Benarés) atraen a millones de peregrinos. Y las ferias, congresos y exposiciones reúnen a numerosos turistas interesados por la materia en ellos tratada.
Visitar lugares
Hay personas que improvisan sus vacaciones; pero dada la necesidad de reservar hotel, cada vez se preparan más minuciosamente. Las posibilidades son numerosas. Unos se acostumbran a un lugar, mientras otros prefieren visitar cada año un sitio diferente.
La montaña, antes obstáculo para el viajero, se ha convertido en un punto de atracción para el hombre que vive en la ciudad. No sólo sugiere alpinismo, sino también bosque, paseo, lagos. La práctica del esquí, progresivamente difundida desde 1910, ha convertido numerosas estaciones de invierno en importantes focos turísticos.
El mar constituye el otro gran polo de atracción, sobre todo en las costas mediterráneas, pero también en las playas de muchos países industrializados. Permite practicar la natación, seguir la moda de broncearse, relacionarse con personas distintas aquellas con las que habitualmente convivimos.
Es el gran atractivo turístico del verano, igual que la montaña lo es del invierno. Numerosas agencias organizan viajes de veraneo: ofrecen a la vez el desplazamiento hacia el sol, el alojamiento durante las vacaciones, deporte, compañía, mar; pero con frecuencia han originado un grave deterioro a veces irreversible del medio ambiente.
Ciudades y sucesos turísticos.
También las grandes ciudades reciben anualmente millones de turistas, pues gozan de una publicidad incesante: los nombres de Londres, París, México, Moscú evocan, entre otras muchas cosas, lugares de vacaciones. En las grandes ciudades, medio despobladas en verano, encontramos magníficos museos, numerosos monumentos, grandes aeropuertos y tiendas tentadoramente surtidas. En algunos países, la capital es la ciudad que concentra la mayoría de los turistas extranjeros; por ejemplo, la mayor parte de los turistas extranjeros que visitan el Reino Unido acuden a Londres.
Por último, también atraen a numerosos turistas algunos acontecimientos particulares o periódicos: los Juegos Olímpicos, las Exposiciones Universales, el Año Santo, los festivales de teatro o de música.
Muchos turistas pasan las vacaciones en casa de sus familiares o amigos. Pero el modo de alojarse más difundido y uno de los más antiguos- es un hotel. En todo el mundo se encuentran hoteles de una clase o de otra, administrados por una familia o explotados como una fábrica gigantesca.
En ellos pueden uno puede sentirse como en casa o, por el contrario, tener la impresión de entrar en un transatlántico con todo cuanto se pueda necesitar: restaurante, peluquería, piscina, tiendas, etc. Hay varias cadenas hoteleras, a menudo propiedad de compañías aéreas, que tienen hoteles en todas las ciudades importantes del mundo.
Paralelamente el camping ha cobrado un gran auge desde hace muchos años, especialmente bajo la forma de caravaning, pues la caravana o roulotte ofrece, en muy poco espacio, toda una casa.
Cuando sólo las personas adineradas viajaban por placer, la gente utilizaba el caballo o la diligencia. Luego el ferrocarril les permitió ir más lejos y más rápido. El desarrollo dealgunas líneas de ferrocarril se debe en gran parte a los turistas.
El turismo es muy sensible a las dificultades económicas y a las guerras. Cuando hay que reducir el presupuesto y cuando no se puede pasar la frontera, uno limita o incluso suprime sus gastos de vacaciones. Eso hizo que desaparecieran muchos hoteles en los años difíciles entre 1915 y 1945.
Pero, al mismo tiempo, surgieron nuevas formas de turismo. En especial, lo que se ha venido llamando turismo social.
En Europa, la clase de obreros y de los pequeños empleados adquirió mayor importancia. Los fascistas italianas instituyeron el dopolavoro (“después del trabajo”); los soviéticos confiaron a los sindicatos la organización de las vacaciones; en Francia, el Gobierno del Frente Popular organizó.bajo la dirección de Leó Lagrange, las vacaciones pagadas; en Suiza, por medio de los cheques de viaje, los asalariados podían ahorrar para sus vacaciones.
Así nació el turismo social que gracias a un esfuerzo colectivo y al apoyo del Estado y de empresas de transporte, provocó la construcción de numerosos establecimientos donde por poco dinero podían alojarse, unas veces en forma de hoteles y otras en forma deurbanización.
Otro importante factor del auge turístico fue la difusión del automóvil, en la década de los 30 entre las personas más adineradas y en la de los 50 ó los 60 entre las clases medias de Europa Occidental y Norteamérica. En adelante, el turista se desplazará cada vez más lejos, permanecerá cada menos tiempo en el mismo lugar, intentará descubrir nuevos países.
En general, los turistas tienden a concentrarse, no sólo en ciertas regiones, sino también en ciertos momentos del año. Es el gran quebradero de cabeza de los responsables del turismo:¿Cómo escalonar estos períodos para que haya el menor número posible de habitaciones y alojamientos vacíos durante gran parte del año, mientras los hoteles, las playas y las carreteras está atestadas de gente en unos pocos meses?
El turista del siglo XXI puede, estadísticamente hablando, calcular sus posibilidades de regresar vivo. Tal es el tributo que se ha de rendir por esa gran conquista social de las vacaciones pagadas.
Algunos países tratan de repartir las vacaciones escolares en períodos diferentes en cada región; en otros se aconseja a las personas de más de 60 años que tomen sus vacaciones en los meses de menos afluencia turística.
Para muchos pueblos de montaña o situados al borde del mar, el turismo ha sido una gran oportunidad. Alquilando habitaciones, vendiendo directamente sus pescado, sirviendo de guía o de monitor esquí, el pescador y el montañés han multiplicado sus ingresos. Algunos más emprendedores, han creado incluso hoteles de gran fama, como los Ritz o los Seiler. Las personas del lugar han podido trabajar en la construcción, en bares y hoteles, con los que han elevado sus ingresos.
Pero la mayoría de las veces han sido personas venidas de afuera quienes han puesto los capitales, quienes han creado hoteles y grandes comercios, quienes han desempeñado las mil funciones necesarias para la buena marcha de una estación turística.
Aún más recientemente, grandes sociedades, con el apoyo del Estado, han transformado municipios de montaña enteros o decenas de kilómetros de costa, creando hoteles y terrenos de camping, equipando terrenos para la construcción de casas de vacaciones, construyendo carreteras, puertos, etc.
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