Para el cosmonauta que gira alrededor de la tierra, o el pasajero del avión las ciudades son algo más que los puntitos de distintos grosor con los cuales se representa normalmente en los mapas.
Situadas al borde de los ríos de los mares, escalonadas por los pendientes de las colinas y montañas o extendidas ampliamente amplias sobre las llanuras, se cubren de humareda durante el día, y por la noche se iluminan con una infinidad de luces centelleantes.
Como si fueran seres vivos, respiran, expulsan residuos, murmuran. Por carreteras y vías férreas, por canales o ríos, un flujo un ininterrumpido de personas y cosas va y viene de ellas o hacia ellas, interminablemente, acelerándose a veces como si sus habitantes, de forma periódica y presos de verdadero pánico, se alejasen de las ciudades para ir a sitios más apacibles.
Si un extraterrestre fuera capaz de observarlas desde Martes o Venus, ¿Qué pensaría de estas concentraciones de población y del significado de toda esta agitación?
La respuesta parece fácil. Todos sabemos distinguirlas ciudades y el campo que las rodea.
Cuando viajamos, ya sea en automóvil o en tren, los signos que anuncian la cercanía de una ciudad, no pueden engañar a nadie. De pronto, las casas se multiplican, alcanzan varios pisos y se aglomeran. La red de calles se intensifica. Los espacios verdes disminuyen progresivamente, e incluso acaban por desaparecer, mientras que los peatones y vehículos aumentan sin cesar.
El campo retrocede lenta pero inexorablemente ante la ciudad. Sin embargo, si nos atenemos a las estadísticas, observamos que la definición de ciudad varía mucho de un país a otro.
En Dinamarca, por ejemplo, se considera como ciudad de una localidad que vive 250 personas, mientras que en Corea 40,000 habitantes no son siempre suficientes para clasificar una aglomeración entre los centros urbanos.
En Canadá, el límite inferior es de 1,000 habitantes; en Francia, es de 2,000 habitantes, en los países bajos es de 5,000 habitantes, en Japón es de 30,000. Estas diferencias muestran que la ciudad es algo diferente a la mera reunión de un cierto número de personas, viviendo en vecindad sobre un territorio determinado.
La ciudad en general puede variar según las regiones del mundo, e incluso según los individuos; por el contrario, es más fácil ponerse de acuerdo sobre los caracteres que permiten diferenciar la pequeña ciudad, o la ciudad media, de la gran ciudad o metrópoli.
La metrópoli es un vasto conjunto urbanizado, constituido a partir de un núcleo central o ciudad que, al desarrollarse, alcanzado y absorbido (devorado). Los pueblos o las pequeñas ciudades situadas en sus alrededores.
París por ejemplo, se ha anexionado, en la segunda mitad del siglo XIX, los pueblos de Passy y de Auteuil, que forman hoy el distrito XVI, así como los de Montmartre, Belleville y Charonne; esta última conserva todavía, como Montmartre, a dos pasos de los rascacielos del siglo XX, una iglesia rodeada por un cementerio rural.
La metrópoli no se contenta con absorber aglomeraciones ya existentes. Como ser vivo en pleno crecimiento, segrega en su periferia suburbios y barrios extremos.
Algunas metrópolis pueden desarrollarse hasta formar conjunto gigantescos de núcleos que agrupan a millones de habitantes. Es el caso de los Ángeles, por ejemplo, en el oeste de Estados Unidos, que reagrupa a unos veinte núcleos urbanos.
Entre los dos extremos representados por el pueblo y la metrópoli hay toda una serie de ciudades: ciudades pequeñas (pueblos importantes, centros locales), ciudades medias: (centros regionales) y grandes ciudades (centros nacionales). En la cúspide de esta jerarquía se encuentran las capitales y las metrópolis, ciudades de importancia internacional.
La clasificación de una ciudad en una de estas categorías no depende únicamente de sus dimensiones; depende también de su influencia. Para comprender el significado de esta última se debe tener en cuenta no sólo la situación geográfica de la ciudad por la cual nos interesamos, sino también su historia, sus lazos económicos, sociales y políticos con las regiones que la rodean. Entonces descubriremos toda la importancia que tiene la ciudad.
Nacimiento de la ciudad
La ciudad apareció cuando los hombres fueron capaces de obtener del suelo el excedente de alimentos necesarios para que una parte de ellos pudieran dedicarse a otras tareas que no fuesen las del campo.
El gobierno de los grupos humanos, los servicios de los dioses y la gestión de la ciudad y de sus dependencias agrícolas cobraron, en el transcurso de los siglos, cada vez más importancia. Las tareas se diversificaron; apareció la división del trabajo.
El número de mercaderes y artesanos fue en aumento paulatino hasta el día, relativamente reciente (en el transcurso del siglo XIX), en que la gran industria transformó por completo el ritmo de crecimiento de las ciudades, suscitando un extraordinario desarrollo urbano y la aparición de nuevas actividades.
Nacida por la necesidad que sienten los hombres de agruparse, de relacionarse, de intercambiar sus productos, de acceder en común nuevos bienes, la ciudad, a su vez a originado problemas, pues de la concentración de los hombres y de sus actividades resultan también toda clase de miserias.
La ciudad es, ante todo, un lugar en donde vive gente, es decir, en lenguaje moderno, un espacio residencial. Las viviendas de los habitantes ocupan, en efecto la mayor parte de las ciudades; las zonas residenciales representan aproximadamente el 40%de la superficie urbana.
Espacio residencial, la ciudad es también un lugar de producción, distribución de intercambio para las cosas y las ideas. Toda ciudad incluye también zonas industriales, sectores comerciales, barrios de negocios donde se concentran los bancos, las compañías de seguro, las sedes de las grandes sociales industriales y comerciales.
Las actividades administrativas (ministerios, en las capitales), sociales (hospitales), educativas (escuelas, universidades) y culturales (museos, bibliotecas).
Ocupan también superficies considerables. Para que todas estas actividades ejerzan de la manera más eficaz posible, es necesario que puedan establecerse relaciones prácticas y rápidas entre la gente que la desarrollan y entre los sectores de las ciudad que las contienen. Por eso el espacio urbano es también un espacio de circulación, cuya ordenación crea múltiples problemas a las municipalidades que administran dicha ciudad.
2 comentarios:
Cual es la bibliografia?
Son diversas fuentes que se han consolidado en este post.
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